Por orden, Ángela, Paula, Irene, Celia, Elvira y Estrella. Estas son mis nietas, a las que con todo cariño dedico este blog.


martes, 23 de julio de 2013

VACACIONES CON PULSERA

¡Menuda suerte hemos tenido!. Resulta que nos vamos de vacaciones unos días, todos juntos  a la playa y cuando entramos en el comedor nos indican que cada vez que se pida una botella de agua, una cerveza, otra botella de agua........, hay que ir firmando y al final, ya pasaran la cuenta. Total un lió. mas que entrar y sentarnos a comer, lo mio era ir a firmar, así que tomamos rápido la decisión de que nos hicieran un "Todo incluido" y a volar, que son dos días. En un plis-plas PULSERA PARA TODOS y comenzamos la risa y el barullo desde las 11:30 hasta las 24:00 h.¡ Madre mía cuando las niñas se dieron cuenta de que enseñando la pulsera y dentro del horario establecido de media mañana y hora de merendar, ellas solas podían pedir sus zumos, bocadillitos o helados y ya antes de acostarse, si querían también les servían un batido, eso fue ya lo mejor de las vacaciones!.
 Para muestra un botón :
- Camarero: "¿ Que les sirvo? "( dirigiéndose a los que ya estábamos sentados esperando la actuación)
- Celia ( con su vocecilla aguda e inconfundible) : "Un chuleva de chocolate "( chocolate regular de pronunciación, claro)
 Entonces el camarero nos contó que por la tarde, unos dedillos asomando por el mostrado,r pedían un chuleva y yo me acordaba del cuento de Garbancito.
Las niñas estaban en todo momento, desde la hamaca estratégicamente emplazada, controladas por uno o una de nosotros, que para eso están los padres y entre ellos y en los últimos días incluyo a Michael, Maika, Eva Matilde,(según versión).



 



Las princesas wadigeñas (II)

Era día de mercado, las princesas acompañadas de su nodriza, habían salido para curiosear, saludar a sus vecinos y entretenerse oyendo los Romances que cantaban los juglares. Las tres seguían todos los días haciendo sus quehaceres cotidianos y turnándose entre ellas, para subir a uno de los torreones y desde allí, ver si venía el joven caballero que había estado en su casa, mientras se curaba, o bien llegaba algún mensajero que diera noticias de él, Ese día en el mercado, escucharon una canción, que contaba un historia de un joven enamorado que suplicaba a su padre mandar emisarios a la casa de la joven que llenaba de amor y agradecimiento todos sus pensamientos. Ellas se acordaron del joven caballero y volvieron a su casa, con tristeza. Cuando se iban acercando vieron un carruaje a las puertas de su casa, entraron y casi de puntillas se acercaron para ver con quien estaban sus padres en la "sala de recibir" y cual fue su sorpresa al ver al joven acompañado de otros dos elegantes caballeros y un señor mayor. Sus padres escuchaban con mucha atención lo que el señor mayor les anunciaba y sin más, terminó la audiencia y los cuatro se despidieron. Las princesas apenas tuvieron tiempo de "hacer como que venían de otra estancia del patio central, para no tropezasen con ellas al salir. Los caballeros hicieron una reverencia y colorín colorado por hoy hemos acabado.

 Colorear La princesa feliz con su precioso vestido

sábado, 6 de julio de 2013

¡ VA DE CUENTO ! " LAS PRINCESAS ACCYTANAS"

Erase una vez una familia que vivía en una Casa Palacio de una ciudad muy bonita. Como todas las casas grandes, tenía unas torrecillas o miradores que daban a la vega y que servían para divisar cuando se acercaban los caballeros que partían hacia lugares lejanos.En aquella casa vivían tres hermanas:Aixa, Fátima y María, a las que sus padres les habían educado para que supieran desenvolverse en la vida, pues no tenían ningún hijo varón. Las tres sabían leer,  hacer cuentas, escribir, tocar algún instrumento, cocinar, coser, pintar y todo lo que se aprendía en esa época. Ellas se preocuparon también de aprender a cabalgar, manejar la espada, el arco y las flechas. Sus padres estaban muy orgullosas de ellas y la gente del pueblo las adoraban pues eran generosas, simpáticas y participaban en todo.
 Un día Aixa estaba en el torreón cuando vio que se acercaba siguiendo el curso del rio, lo que parecía un jinete que no llevaba bien las riendas del caballo. Bajó y lo contó a su padre que enseguida mandó fueran para ver de que se trataba. En efecto, un muchacho herido iba a la grupa del caballo y enseguida lo condujeron a la casa. Las tres hermanas se turnaban para cuidarlo, pues la hospitalidad era una de las normas mas arraigadas en todas las culturas. Pasado el tiempo, el muchacho dio las gracias a los padres y se marchó a tierras lejanas.