En el jardín " como si presintieran lo que se avecinaba, los verderones y todos los demás pajaritos revoloteaban alrededor del ciprés de enfrente y de nuestro pinsapo, buscando acomodo.
el abuelito y yo lo observábamos desde arriba y de pronto un ruido como si fuera una Tamborada, a lo lejos, el cielo cada vez más oscuro y denso, nos pareció ver a Isnaji y Angargo deslizarse hacia la planta de calabaza y esconderse debajo de las hojas. Casi Simultáneo, comenzó a caer del cielo no gotas de lluvia, ni bolillos de granizo como si fueran anisillo, no, eran verdaderas pedradas y no se veían relámpagos, ni se oían truenos, solo a lo lejos, como una gran traca y las " pedradas" en las losetas y en los tejados
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