Por orden, Ángela, Paula, Irene, Celia, Elvira y Estrella. Estas son mis nietas, a las que con todo cariño dedico este blog.


martes, 29 de octubre de 2013

LOS VERDERONES DEL PINSAPO

 Erase una vez, una pareja de verderones que con la llegada de la primavera, se empezaron a ver revoloteando desde el cable del teléfono hasta las ramas del pinsapo. Era un " ir y venir " mientras emitían sus cantos y alegraban la mañana. Así estuvieron durante unos días entre danzas y gorjeos, hasta que decidieron  instalar su casa en nuestro jardín.  Ya el ir y venir era trayendo en el pico plumillas, trocitos de ramillas y de esa forma y con la vigilancia por turnos, los días avanzaban y en el entramado de las ramos se  vislumbraba la nueva casa donde nacerían los pequeñitos.
  Y llegó el mes de Mayo y al no dejarse ver a la mamá verderón y si al papá, que desde el cable del teléfono, vigilaba y de vez en cuando se le veía acercarse trayendo algo  en el pico, todo hacía pensar que no tardaríamos en escuchar el chii, chii, de los pequeños pidiendo su comida.

Cuando ya estaban en situación de aprender a volar, los cantos y "el ballet" de toda la familia le daban mas vida al jardín. -" ¡ Cuidado con  el gato gris que se cree el dueño del césped y esta atento a vuestro decuido!"- parecía que le indicaban con sus trinos los papás, que desde la copa del pinsapo, controlaban y cuidaban de sus primeros vuelos.
   Como los verderones, igual que las golondrina, tienen costumbre de anidar ( si se sienten agusto) en el mismo sitio durante generaciones, en el jardín de los abuelos podremos disfrutar de su compañía y su canto mucho tiempo. Y COLORÍN COLORADO, esta entrada se ha acabado.

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