Por orden, Ángela, Paula, Irene, Celia, Elvira y Estrella. Estas son mis nietas, a las que con todo cariño dedico este blog.


miércoles, 14 de agosto de 2013

Y LLEGÓ EL GRAN DÍA. ( III )

Los días siguientes a aquella inesperada visita todo era un ir y venir, un comprar y preparar. La madre estaba nerviosa, el padre paseaba arriba y abajo en el salón de recibir y movía la cabeza pensativo, o se mesaba la barba. Las tres princesas tenían que acceder a que les probaran vestidos, les hicieran y deshicieran peinados y hasta habían de permitir que les embadurnaran la cara con un preparado de leche, algo de limón y pepino que según su madre les haría desaparecer del cutis los " ESTRAGOS CAUSADOS POR SU MANÍA DE COMPORTARSE EN SUS JUEGOS Y DIVERSIONES COMO SI FUERAN UNOS CHIQUILLOS", no era propio de señoritas el tensar el arco, galopar,  apuntarse en las competiciones de chicos y todo lo que ellas tres habían aprendido y en lo que habían participado. Solo accedieron de buen grado cuando su padre las convocó para decirles que tenían que "repasar los pasos de baile" pues estaban invitados a la fiesta que el Gran Señor de Peñaflor daba en honor del regreso  de uno de sus hijos.
 Y llegó el gran día. Los caballos, el carruaje, los acompañantes en ese cortejo y los padres orgullosos de la belleza, elegancia y educación de sus tres hijas, emprendieron el viaje hacia el palacio en que se iba a celebrar la fiesta.
Como en el cuento de la Cenicienta iban anunciando la llegada al Gran Baile y cuando llegaron ellas, allí estaban los apuestos caballeros a los que solo vieron a urtadillas aquel día y uno de ellos, como era de esperar, al que habían atendido y cuidado en su casa.
Cuentan y cantan los juglares, que cada una de las princesas accitanas, se casaron con el caballero que supo ganarse su corazón, formaron sus familias y allí donde cada una tuvo que vivir, todos los vecinos hablaban de la bondad, la inteligencia y el cariño con que trataban a todo el mundo.
 Y colorin colorado ahora ya sí que este cuento  ha terminado.